jueves, 11 de junio de 2009

Mi aventura con la oligarquía

El amigo Lucas Carrasco me desafió a contar mi experiencia con la oligarquía. Es casi digno de un documental de National Geographic, por que yo, Leguar, nacido y criado en Río Colorado provincia de Río Negro y vivido en Capital Federal y en Bahía blanca y ahora en Bariloche, estuve entre los gorilas. Compartí con ellos. Me comuniqué, como nunca nadie de mi especie lo había hecho hasta ese momento. Tanto es así, que ellos me llegaron a creer uno de su especie. Pero no. Por estas venas fluía sangre populista y choripanera. Pero porque comí su comida, bebí su vino (poco para ser franco) e intenté copular con sus hembras, es que puedo contar esta historia.

Corrían los años 1993 o 1994 y quién escribe estas palabras tenía una fuerte inclinación por la música folklórica, inclinación que persiste en la actualidad. Solía presentarme en aquellos años en festivales, peñas, teatros y en cuento escenario quisieran escuchar mi voz y mi guitarra.

En la década del 90 para un jovencito(y bello) como tener inclinaciones hacia la música folklórica me ponía casi en la categoría de extraterrestre. Si a esto le sumamos que interpretaba dicha música; la categoría de extraterrestre, pasaba casi a demoníaca, marginal, antigua, nerd y todo clase de epítetos, que sin duda cruzaban por las mentes fashion y a la moda, al conocer mi horrenda condición de “folklorista”. Eran tiempos de Ritmooooo ritmo de la noocheee o aquel que decía “ Nooooo milanesaaaa a la hamburguesa tengo que llegar”(no era precisamente así la letra) en resumen: tiempos de gran densidad musical, poética e interpretativa, especialmente en el programa de Tinelli que acaparaba talentos como Pocho la Pantera, Adrián y los Dados Negros, por citar unos ejemplos.

En ese contexto, este muchacho fue a estudiar a Capital.

Con el tiempo conocí algunos extraterrestres que como yo andaban en la misma herejía folclórica . Salteños sobre todo. Formamos un grupo con Gustavo, un amigo salteño, mi hermano que venía del rock y yo. No teníamos nombre y a poco de conformar el grupete nos invitan por medio de no se quién, a cantar al colegio Lasalle.

Nosotros fuimos chochos. Dijimos seguro hay minitas, que les gusta el folklore.Nosotros veníamos atrasados en temas mujeriles, así que allí estuvimos, firmes como crónica “junto al pueblo", relamiéndonos.

Esa noche la rom--mos! Lo que pasaba era que hacíamos arreglitos vocales, con tres voces bien definidas. Arreglos propios,repertorio original, un toque melódico y los demás conjuntos (que palabra antigua!) imitaban todos a los Chalchaleros. Hasta se vestían de gauchos. Estaban unos que se llamaban los Chillado, los Artilleros y otros no me acuerdo, que competían por quién imitaba mejor a los chalcha. Gritaban como unos chanchos. Decían adeeeé igualito que Saravia. Yo odiaba a los chalcha en ese entonces. Me parecían anti-musicales.

Resulta, que todos estos muchachos provenían de flias muy paquetas. Eran de de doble huevo y doble apellido.

Las mujeres concurrentes a estos eventos se vestían con jean celeste, alpargatitas blancas, cinturón de cuero con yuntas de plata, camisita legacy y un rosario ENORME colgando del cuello. En general estaban bastante apetecibles estas minitas.

Los tipos se vestían parecido, aunque a los chabones había que agregarles las botas de carpincho, boina vasca, preferentemente roja y patillas prominentes. En general estaban bastante feos para mi gusto.

Esa noche al finalizar nuestra exitosa (ejem ejem) actuación, se acercan al que suscribe dos chicas. Se presentan como Manuela Pérez Carrega y no me acuerdo el nombre de la otra, pero era de apellido Pinedo. Vestidas de la manera antes descripta y con intención de invitarnos a una guitarreada que estaban organizando en la casa de una de ellas, en el barrio de la recoleta.

Por supuesto, allí fuimos, pensando usufructuar en la cama lo que creíamos haber conseguido en el escenario.

La dirección no la recuerdo.Era un piso en la recoleta muy lujoso.

Allí salieron a recibirnos la anfitriona Pinedo y su amiga, muy sonrientes y serviciales las dos .

Nos condujeron al lugar donde se desarrollaría el ágape musical .En el trayecto logré pispear que el mobiliario y la arquitectura del "pisito" eran de estilo francés cogotudo. Había un escritorio que llamó mi atención, con una biblioteca bien de novela, de esas que no vas a leer en la reputísima vida, pero decoran. Recorrimos un largo pasillo hasta que llegamos al living enorme.

Ni bien cruzamos el umbral de la puerta de la sala, nos miramos con mi hermano. No hizo falta que habláramos para saber que los dos pensábamos lo mismo. Donde nos metimos?? Que carajo hacemos acá??

Gustavo el salteño, estaba más habituado a esos ambientes oligarcas, porque según me contó, en Salta la sociedad sigue siendo muy elitista y de castas.

Allí vino a recibirnos el dueño de casa.

-Federico Pinedo, se presentó el hombre.

El mismo nos ubicó entre la multitud. Yo no sabía quién carajo era este tipo.Pero al tiempo lo veo aparecer en un cartel en una marquesína del subte , como candidato a presidente del partido federal.

Cuando hice el primer paneo a las 50 o 60 personas queallí había, experimenté varias sensaciones bien distintas.

Primero cohibición ante tanta gente repompolluda. Se percibía en el aire la exclusividad de la tertulia. Otro sentimiento que me afloro ni bien me acomodé, fue una implacable decepción. Aquel no era precisamente el lugar repleto de hembras deseosas de una noche de reviente y lujuria que yo me había imaginado. Todo lo contrario. El olor a cirio revoloteaba por el ambiente.

Había alguna que otra minita, pero en general parecía una reunión familiar o de amigos, con gente de todas la edades, abuelos incluidos, que esperaban de nosotros una especie de “recital”.

La tercera observación que me produjo una sensación que podría ubicarse entre el horror y la desesperación, es que percibí la escasez de líquido elemento. Aquel viejo y mentado elixir hijo de la vid casi brillaba por su ausencia. A las perdídas había una solitaria botellita de vino, unas empanaditas y la compañía inestimable de la flor y nata de lo más rancio de las familias patricias.

Otro aspecto que me llamó mucho la atención fue el silencio que hacían cuando cantábamos. Un respeto… un ceremonial…un protocolo….que ya rompía las pelotas!

Escuchamos cantar a la pendeja más chica de las Pinedo, cantaba como el orto, pero era la nena de papá.

Después agarró la guitarra un viejo de barba, que estaba acompañado de su mujer. Se presentó como para dar un concierto.

Ignacio Anzoátegui dijo era su nombre y yo que manyaba de folklore, lo saque al toque. El autor de Zamba para Javier y el que está en radio Nacional dije.

Esa noche cantó entre otras una zamba que se llama “de la sal” y habla de mis pagos Río Colorado y del pueblito que lleva su apellido “Anzoátegui” donde el había estado trabajando, en una salina que allí hay. Ese fue el momento en que conocí a María Luisa Zapiola de Anzoátegui, a la que su marido Ignacio le dedicó la Zamba Homónima.

Después de esa guitarreada nos invitaron a cantar a la Sociedad Rural en Palermo, a San Isidro y otros lugares paquetes. Llegó un momento en que mi hermano les llamaba “los velorios” a estos eventos caté caté, y tenía razón , eran más amargos que pedo de cusco.

En definitiva: fuimos algunas pocas veces más a estos velorios. Con la esperanza de que en algún momento la suerte cambiara.

No paso mucho tiempo hasta que empecé a agarrarle FOBIA a esta gente. Te juro que dan asco de chupacirios y sectarios. Son una casta cerrada que no permite el acceso a cualquiera. Hay que ser de la high society, milico, hijo de milico o tener doble apellido para poder pertenecer a estos grupos “selectos”.

Lo más triste de estas experiencia que viví con los oligarcas, al margen de su pretendida superioridad social y su cuño aristocrático, es que todo fue en vano.

Tanto esfuerzo, tanta abnegación guitarrística e interpretativa puestos detrás de un primitivo fín.

Los resultados fueron categoricamente demoledores. Nunca, pero nunca, nunca la puse.

Pd 1: todo esto que cuento es verídico y además, es cierto. ;-)

PD 2 : Mi hermano es hoy un perfecto republicanoide derechoso, con el que discuto a los gritos durante horas.

Pd 3: Gustavo el Salteño que cantaba conmigo es uno de los rompe-pelotas que me manda las cadenas anti-k

9 comentarios:

  1. EXCELENTE compañero, no será factible que le recuerde a su hermano aquellos viejos tiempos para que salga del camino en que se encuentra ahora?? Abrazo

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  2. Alla por los 7o, 71, yo laburaba de peon de albañil y le hicimos a Ignacio Anzoategui una pieza en su casa de Bella Vista. En esa epoca él era mas o menos conocido ya. Me acuerdo que tenia una chorrera de hijos, y se habia hecho esa piecita, arriba de la casa sin escalera para que no lo molestaran, o sea, ponia una escalera de madera para subir y cuando llegaba arriba la subia. Laburaba en un banco,En esa época no parecia muy estirado tenia un trato discreto con nosotros principalmente la Maria LUisa Zapila. eran una familia de clase media, digamos.

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  3. Por algo soy tanguero, me crié en un ambiente mas o menos aprecido en un colegio que copetia con el Lasalle. Para mi el folclore y el campo siempre representaron esa gente. Nunca pude evadir los prejuicios para intentar disfrutar esa musica.
    Muy lindo relato y yo tampoco la ponía hasta que empecé la UBA.

    MAcedonio.

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  4. O sea...que ni siquiera te pudiste voltear una oligarquita, triste muy triste

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  5. Estupendo relato.Siempre me sucedio algo parecido a lo que cuentan Amilcar, siempre decia que los folkloristas morian por un uniforme. Y mucho no me equivoque.

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  6. dos cosas. Primero para ser sincero en relación a lo poco que conocía a Anzoategui es lo que el contó esa misma noche. Dijo que el era de la parte pobre de los Anzóategui, se lo notaba muy humilde. Es un tipo muy admirador de la obra de yupanqui, "el viejo sabio" le decía Anzoategui a Atahualpa. Por esta razón me sorprendieron los comentarios de la vieja Zapiola en esos foros que muestra Lucas. Tan cajetilla, cogotuda e impresentable.
    Segunda cuestión: Amilcar Y Sin Dioses.
    El floklore y los folkloristas no es, en general, representativo de los milicos y oligarcas. Ellos se apropiaron de algún folklore. Como se apropiaron de nuestros símbolos patrios, los de todos. La bandera, el himno, la escarapela. Nosotros no tenemos que permitir que nos roben nuestra música popular.
    Cafrune, la Negra Sosa, Guarany, César Isella, Armando Tejada Gómez, ATAHUALPA YUPANQUI, son el testimonio de que el folclore no los representa, estos son artistas que se la jugaron por sus ideas. El folklore ha representado en algunas ocasiones a el hombre de campo y no al hombre "CON" campo. No es lo mismo. De todos modos hay un prejuicio muy urbano, de considerar al folklore como una expresión musical exclusivamente rural. El folklore es intrínsecamente popular. El prejuicio ese se ve claramente cuando a un citadino le nombras la palabra folclore o escucha una chacarera, una zamba, una milonga, empieza automaticamente a hablar con la Z azí zizi. No zi, no zi, o empezar a hacer zapucay gritando desaforados Remedando lo que el imaginario urbano a impuesto de lo que es el folklore. El floklore no es un sinónimo de gaucho, el gaucho y la tradición es solo una parte. Pero también abarca a el hombre de la ciudad, el campo, el litoral, la montaña, la patagonia. Es en esencia, la traducción musical de la identidad, de lo más profundo del ser argentino. Por eso, creo, muchos rockeros han incursionado por el folklore, como Divididos, la Bersuit, Ataque, Almafuerte y tantos otros que se me escapan. No digo Gieco porque León no es necesariamente rockero, hoy es un músico popular, como Heredia y Baglietto por citar ejemplos.
    En realción al "folklore oligarca y milico" me quedo con este fragmento de Atahualpa Yupanqui de Coplas del Payador perseguido:

    "si alguna vuelta eh cantado ante panzudos patrones
    eh picaneado las razones profundas del pobrerio
    yo no traiciono a los mios por palmas y patacones

    si uno cantas coplas de amor, de potros de domador,
    del cielo y de las estrellas
    dicen que cosa mas bella, si canta que es un primor!

    pero si uno como Fierro por ahi se larga opinando
    el pobre se va acercando con las orejas alertas
    y el rico bicha la puerta y se aleja reculando

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  7. Muy bueno el post y muy buena la respuesta a Amilcar y Sin Dioses.
    Lamentablemente me crié un poco (aunque no tanto) entre esa gente. Puedo decir que por lo menos pude mojar!!!
    Corro su misma suerte y mi hermano es hoy todo un piquetero de la abundancia. Que destino fiero, espero que no resulte trágico.
    Respecto al mal llamado folklore tengo hace años la teoría de que esa apropiación que han hecho los gobiernos de facto de este país de una parte del folclore, generó -sobre todo en la capital y el conurbano- en su momento, el rechazo sobre todo de la juventud al "folklore" en general. Cuando uno se va tierra adentro se da cuenta de que allá la relación con la música es más sentida, y menos pensada.
    Saludos

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  8. algo mas,Uds se imaginan algo menos cogotudo que Jose Larralde...
    jejje.trate varios oligarcas en su momento, con mejor suerte que el amigo....y la verdad que les gustaba el rock y las huevadas

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  9. muy buen relato. El folklore no es gorila, no es bueno ni malo, las personas son quienes se apropian.

    Los milicos se apropiaron de todos los símbolos, y hasta de la palabras patria. Si yo no puedo usar la palabra patria, porque hace referencia a los milicos, estoy en el horno. lo mismo con el folklore. ahy que apropiarse.

    Aguante Don José Larralde, el pampa.

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