Es para coleccionar la editorial sin firma, publicada hoy en el diario Río Negro.
Es una exquisita pieza de gorilismo explícito que merece ser leída y repudiada.
El diario Río Negro es uno de los diarios más importantes de la patagonia.
Por estos días de "Crispasión" es una sucursal del diario La Nazi-ón y un comité de Cletismo militante.
Hoy nos "ilustran" con esta versión aggiornada de Civilización y Barbarie, que además contiene pinceladas de voto calificado, una pizca de nazi fascismo y finalmente, una generosa porción de desprecio a los pueblos originarios."Merced al apoyo casi monolítico de los pueblos indígenas, en especial los del Altiplano, el presidente boliviano Evo Morales acaba de ser reelegido por una mayoría abrumadora. Consiguió más del 60% de los votos mientras que su principal rival, el conservador Manfred Reyes Villa, tuvo que conformarse con alrededor del 27%. Para colmo, contará con una mayoría oficialista en ambas cámaras del Congreso, lo que le permitirá lograr la aprobación parlamentaria de sus iniciativas sin tener que hacer concesiones significantes. Morales, pues, tiene buenos motivos para celebrar los resultados de las elecciones del domingo, pero también los tiene para sentirse preocupado. Es tanto el poder que le ha confiado el electorado boliviano que en adelante no podrá culpar a la oposición diezmada de los eventuales fracasos de su gestión. Sin embargo, en el transcurso de su exitosa campaña proselitista, Morales formuló muchas promesas ambiciosas comprometiéndose a industrializar plenamente un país que depende casi por completo de la exportación de gas natural, mejorar sustancialmente el sistema educativo, construir varios aeropuertos internacionales, impulsar las redes informáticas, crear "corredores bioceánicos" y muchas cosas más, razón por la que es casi inevitable que resulte incapaz de cumplir con más que una proporción limitada de sus compromisos. Aunque la economía boliviana ha crecido a un ritmo muy satisfactorio desde que Morales inició su gestión en enero del 2006, de bajar el precio del gas no tardaría en encontrarse en dificultades que con toda seguridad imputaría a la maldad "neoliberal" y a la hostilidad de las empresas multinacionales, pero así y todo se vería obligado a moderar las expectativas ocasionadas por un triunfo tan completo como el que se anotó el domingo pasado.
Los proyectos "revolucionarios" del tipo encarnado por Morales suelen desbaratarse por basarse en la convicción de que, con tal que sea lo bastante fuerte la voluntad de cambiar, todos los obstáculos pueden superarse, pero sucede que lograr el desarrollo económico y social no es tan fácil como muchos políticos e intelectuales que comparten sus actitudes ideológicas parecen creer. Por cierto, para que Bolivia deje de ser el país más pobre de América del Sur, no sólo el gobierno sino también virtualmente todos sus habitantes tendrán que emprender un gran esfuerzo educativo a fin de aprovechar mejor el capital humano disponible. En vista de que las prioridades de Morales tienen más que ver con la reafirmación de las identidades históricas de las distintas colectividades indígenas que con la necesidad de preparar a todos para sacar provecho de las oportunidades brindadas por la globalización, podría caer en la tentación de limitarse a celebrar las diferencias en lugar de estimular cambios que, le guste o no le guste, todos los pueblos del mundo se ven constreñidos a intentar para ser "competitivos" en una época en que lograrlo está haciéndose más arduo por momentos debido a la irrupción de centenares de millones de chinos, indios y otros asiáticos.
Así las cosas, es una lástima que Morales se haya inspirado en el ejemplo brindado por el locuaz y belicoso venezolano Hugo Chávez, no en el del mexicano Benito Juárez, el primer presidente latinoamericano de origen totalmente indígena. El programa de gobierno que se ha propuesto es esencialmente opositor. Por razones comprensibles, el presidente boliviano quiere que la mayoría indígena de su país se libere de una vez de la tutela de la minoría de raíz europea y, en parte, mestiza, lo que lo expone al riesgo de reivindicar el subdesarrollo, como en efecto ha hecho al procurar institucionalizar ciertas costumbres presuntamente precolombinas. Si sigue así, hará un favor muy flaco a los muchos que confían en su liderazgo. Para tener un futuro mejor no podrán aferrarse a un pasado en buena medida mítico sino que les será forzoso adaptarse cuanto antes a las exigencias del presente. Se trata de un desafío que, por desgracia, hasta ahora Morales no se ha mostrado dispuesto a enfrentar, acaso porque entiende que los beneficios electorales de subrayar el rencor legítimo causado por siglos de una versión despiadada sudamericana del apartheid siempre serán llamativamente mayores que los supuestos por un intento de impulsar la modernización."
tipico comentario supergorilaceo
ResponderEliminardigno de La Nacion, La Nueva Provincia o el editorialista de La Capital de Mar del Plata
Armando Ribas que escribe desde Miami vomitivos lamentos prediluvianos en que llora que Nixon perdio la eleccion con Kennedy permitiendo de esa manera la aparicion del demonio rojo o reinvindica la accion de las dictaduras latinoamericanas
no se extrañarian si lo leyeran asiduamente, estan a la derecha de la sociedad rural
ResponderEliminarBenito Juárez fue el primer presidente indígena pero también fue el primero en pedirle "ayuda" a los gringos.
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