Hoy detesto a todos lo blogueros de Capital

Porque no se ausentan la totalidad a la vulva de la psitácida! Son todos vástagos de un millar de meretrices! Retoños de golfas! La recalcada hetaira que los dio a luz! Ahora por ustedes, sodomitas del recto ! yo deberé rostizarme en el espiedo del averno, por haberme hecho pecar. Sí. Anoche pequé. Violente uno de los pecados capitales, la envidia. Por su culpa, por su culpa, por su grandísima culpa! Los envidié enfermamente en el momento en que danzaban como grupos tribales festejando la ley mordaza de medios K. Los envidé por estar ahí, insitu en el lugar, de cuerpo presente, alcoholizándose, mientras yo miraba por televisión como la senadora Escudero alargaba insoportablemente el debate. Ojalá que tengan una resaca que los lleve a detestar la cerveza de por vida o lo que es peor, el vino. Ojalá tengan que escuchar a perpetuidad el disco doble de Enrique Iglesias y los veinte grandes éxitos de Arjona! Ojalá los testigos de jehová golpeen su puerta todos los sábados a las siete y tres minutos de la madrugada. Ojalá que los vendendedores de tiempos compartidos, los atajen en cada calle peatonal del universo. Ojalá que cuando les toque ir a la playa, llueva y haga frío y viento! Ojalá que en los McDonalls les escupan las hamburguesas. Ojalá que cada vez que vayan a un baño público, antes haya sido visitado por un diarreico y no funcione la cadena, ahhhh... y que no haya papel ! No pueden haber estado ahí, y yo no. Es muy injusto. Hoy los envidio horrendamente. Retirense todos a la remismísima materia fecal !