miércoles, 2 de marzo de 2011

Tema: La inseguridad


Pensando en el discurso de la presidenta y en especial sobre el tramo en el que abordó la inseguridad, da para algunas breves conclusiones.
En principio, pienso que se pueden sacar miles y miles de policías, gendarrmes, granadereros y batallones de paracaidistas a la calle, pero el tema de la "inseguridad" no será resuelto.
Sin descubrir la lámpara incandescente, se me ocurre separar la inseguridad en dos tipos.

Está la inseguridad real, que es imposible de erradicar. Es inherente a la condición humana que entre unos muchos, haya unos cuantos violentos, mal llevados, jodidos, garcas etc etc.
Se puede morigerar el delito, incluso sensiblemente, pero solo queda para la estadística. Estadísticas que casualmente nos dan bastante bien.
Por otro lado puedo distinguir la inseguridad construida mediaticamente por los hegemónicos. Esta no tiene posibilidad alguna de solución.
Somos 41 millones de habitantes y en un universo tan vasto, es inevitable que asesinen, violen o asalten a alguien.
Poco importa que nuestras estadísticas de asesinatos dolosos sean los mismos que países tan  poderosos y con tantos recursos como EEUU.
Cuando cualquiera de nosotros, pele una estadística frente a las desgarradoras lágrimas de una madre que perdió a su hijo en un hecho delictivo, lo más probable es que nos introduzcan las estadisticas por la virola del ojete y con dolo!
Lo que en realidad tenemos es una dramática inseguridad informativa. La deformación y  la espectacularidad con que se presentan los asesinatos que nunca faltarán, irá increscendo a medida que el termómetro de la campaña electoral se vaya recalentando.
Con que policía se combate esta clase de inseguridad?
Pareciera que existe se aplique un un ferviente deseo de que se aplique una implacable mano dura. Pero no endible deseo de reprimir el delito. No,no. La mano dura mutara inmediatamente en escenas pobladas de lágrimas desconsoladas por la brutalidad policial. Los abusos del estado llenarán páginas y minutos de tv. Kilómetros de telas serán rasgados por tanta intolerancia.
Lo que antes era un reclamo por derecha, se tornará instantaneamente en un lamento por izquierda.
Sabemos de sobra que no tendrán el más mínimo reparo en realizar esta metamorfosis, porque si hay que les sobra a los clarines, americas y demás, es tener la cara de titanio.
Ojalá me equivoque y las medidas tomadas por Cristina en relación a la inseguridad, logren disminuir la delincuencia sustancialmente, de tal manera que sea innocultable.
Pero dudo mucho, que si hubiere algún progreso tenga el más mínimo impacto en la opinión pública.
El muerto y las lágrimas las irán a buscar adonde estén. La Quiaca o Chacharramendi, no importa, si sirve al fin supremo de tener a la población lo más asustada y triste posible.

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