lunes, 13 de septiembre de 2010

El sepulturero



Esta mañana leía las editoriales del partido gorila y me llamó mucho la atención la escrita por Joaco "el enterrador".

Es una pieza "del periodismo" In the pendiente que lo pinta de cuerpo entero. Como un chimango ávido de carroña descerraja un título así: "Comienza a dibujarse la finitud kirchnerista"
Me hizo acordar a aquellos spaghetti western, donde el muchacho se batía a duelo con el malo de la película(malo, muy malo) y como para agregarle un poco de suspenso y tensión aparecía el enterrador del pueblo centímetro en mano para medir al futuro finado, que sin excepción era el muchacho bueno y asegurarse que las medidas del pijama de madera eran las adecuadas.
Ya ni recuerdo la veces que he leído que Joaco ha predicho el fin del kirchnerismo. Digamos, lo hace a razón de una vez por semana, matizando algunos terrores manifestados en forma de cagada a pedos a la oposición que no deja de hacer méritos para perder definitivamente cualquier chance de mojar.
Lo más tremendo es ese juego de palabras con el termino "finitud" que no es otra cosa que una brutal expresión de deseo anhelando la muerte de Néstor Kirchner. Es una versión moderna de "Viva el cáncer".
Aquí podría apelar al saber popular. con algunos refranes como "los muertos que vos matais gozan de buena salud" o como dice mi vieja "no hay que contar los pollos antes de nazcan".
Me da la sensación que este modelo va mucho más allá incluso de Kirchner. Es un movimiento político popular que vino para quedarse, porque pocas veces como hoy se ha llegado a un nivel de esclarecimiento de la ciudadanía que nos permite saber donde están los verdaderos enemigos de la patria. Hoy sabemos fehacientemente quienes ostentan el verdadero poder y lo que es mejor quedaron a la intemperie y desnudos para que todos sepamos quienes son en verdad.
Joaco, ha llegado el tiempo de la "finitud" de cualquier proceso anti-popular. Podrán ganar alguna elección. Pero alcanzara con que tomen media medida en contra los intereses populares para que los que gustosos se comieron el caramelo y griten estrepitosamente cuando vean que les quieren robar nuevamente sus conquistas.
Aunque en honor a la verdad, no creo que esta situación se dé.

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