viernes, 11 de septiembre de 2009

Acá hay minino privado de la libertad

El operativo de la AFIP a la redacción del grupo Clarín es un burdo movimiento táctico. Tan burdo, tan berreta, tan inoportuno que hasta el más imbécil de los imbéciles sospecharía de la existencia de algún extraño movimiento intencional de victimizar al grupete concentrador de medios. La primera apreciación de quién tiene un especial encono con la corporación ahora "flagelada por la persecusión" sería de respaldo a el accionar de la AFIP. Cuanto más daño reciban quienes tanto daño le hacen al país mejor sería la primera reacción del odiador. Pensandolo 2 segundos, te das cuenta de que el momento menos propìcio, donde se pierde de vista el más elemental sentido de la oportunidad política era precisamente este. Por este motivo y conociendo los intereses que hay en juego es que me atrevo olizquear, un fétido y putrefacto trasfondo. Quién fué quién dió la orden? con la banelco de quién se podría haber pagado semejante y oportuno favor? Muchas veces en algunos blogs, entre ellos el de Gerardo Fernández, se ha hablado de los errores no forzados. Me arriesgo a inferir que aquí no hubo errores ni forzados, ni no forzados. Hubo errores inducidos por algún trasnochado que con intereses inconfesables pergeñó esta maniobra que fue una Stella Artois bien helada en medio del desierto del Kalahari, por el que vagaba sediento y sin rumbo el grupete dueño de las palabras.

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